Día del parto respetado: la persona gestante como protagonista

Con motivo del Día Mundial por los Derechos del Nacimiento y el Parto Respetado, nos cuestionamos qué es un parto respetado, qué medidas se pueden tomar para garantizarlo y cuáles desafíos hay en torno a esta temática. Por eso, conversamos con dos matronas para conocer su parecer.

Paula Díaz es matrona, diplomada en parto natural y directora de Obsnatura, un centro que, desde el área privada, se dedica a la educación prenatal y el fomento del parto respetado. En tanto Claudia Vilches es matrona, docente de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Valparaíso y coordinadora del Comité de Parto y Nacimiento Humanizado de la misma Escuela.

Qué es un parto respetado

De acuerdo a Paula Díaz, el piso mínimo para que un parto sea respetado es que los profesionales estén conscientes de lo que quiere la persona gestante y respetar sus opciones. “No necesitas tanta infraestructura, eso te va a dar un plus, más condiciones para tener otro tipo de parto, pero tú en un pabellón puedes tener un parto respetado, porque la mujer puede no querer acostarse en la camilla ginecológica y puede parir en cuclillas en el suelo; no necesitamos una cama especial para que pueda parir en cuclillas. Sí puedes bajar la luz, sí puedes poner música. El tema está en que los profesionales entiendan eso, o para qué es eso. La cuclilla me va a facilitar el pujo; que al apagar la luz queremos favorecer la liberación hormonal, no es porque seamos románticos. Por eso hay que capacitar y concientizar al personal”, explica.

En esa misma línea, Claudia Vilches opina que “la usuaria sea la protagonista es lo principal, que ella pueda vivir su parto lo más cercano a como a ella se lo imaginaba. Existen los planes de parto también, las mujeres también se han empoderado mucho más y ahora llegan a los hospitales con su plan, con todo lo que a ellas les gustaría escrito en un documento como quieren que sea su parto. Eso se conversa en conjunto al equipo de salud a cargo y se evalúa de acuerdo a los protocolos de cada hospital cómo podemos ayudarla a vivir una mejor experiencia; porque las gestaciones cada vez son menos, las personas cuando gestan de manera planificada o consciente quieren vivir la experiencia, no que todo sea decisión de otras personas y no de ella”.

En condicionales ideales, la mejor situación sería propiciar un parto vaginal. La cesárea, cuando está justificada desde un punto de vista médico, sí es eficaz para prevenir la morbimortalidad materna y perinatal. Sin embargo, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la tasa ideal de cesárea en un país debería oscilar solo entre el 10% y el 15%. En Chile, en tanto, se promedia un porcentaje histórico de cesáreas superior al 40%.

Ante este gran porcentaje de cesáreas en el país, es necesario asegurar que una cesárea también puede ser un parto respetado. “Primero, obviamente, la cesárea tiene que ser con consentimiento de la persona gestante. Uno puede ambientar el lugar, poner una aromaterapia y generar un ambiente que no sea tan quirúrgico, que sea más cómodo para el momento en el que se va a conocer la mamá con el bebé. El pabellón tiene que estar calentito para que el bebé pueda estar ahí. Que se permita esto de bajar las luces, y así la liberación de oxitocina, que es más difícil tenerla en una cesárea, porque en el parto tú estás liberando oxitocina, y en la cesárea es más difícil. Hay pequeños detalles que pueden favorecer para liberar la oxitocina: que la mujer vea cuando nace su bebé, que lo tenga en contacto piel con piel, que lo pueda amamantar”, comenta Paula Díaz.

Situación en Chile

Al comparar el área privada y pública de la salud, donde habrían más avances sería en esta última, ya que se rigen por distintas normas y protocolos ministeriales fijos. “Por ejemplo, cada hospital tiene la obligación de permitir que la madre esté en apego 30 minutos. Eso no se cumple siempre en el área privada, porque no se rigen por los mismos protocolos que los hospitales”, asegura Claudia.

Además, Paula explica que “todos los hospitales nuevos están haciendo salas integrales de parto. El Fricke, que es nuevo, tiene siete salas integrales de parto. Entonces es como atrasado o retrógrado que las clínicas no lo tengan, si los hospitales públicos lo tienen. No es tan caro para una clínica hacer una habitación que tenga un balón kinésico, que tenga un baño con tina, una cama cómoda donde tener el parto; eso es un plus, te da más ayuda”.

Aunque en ambas realidades, en la área pública y privada, también se debe considerar los equipos de trabajo. “Hay equipos muy preocupados desde el punto de vista de la humanización de la atención, incorporando medidas, por ejemplo, no farmacológicas o dejar que el parto sea acompañado por su pareja, persona significativa o la que ella elija; pero hay otros equipos que en el fondo están más reticentes”, opina Claudia.

La formación de profesionales

Paula Díaz, quien estudió hace 18 años obstetricia, comenta que “uno estudiaba mucho la patología del embarazo, las complicaciones. A veces uno estaba en el hospital y estabas con cinco mujeres al mismo tiempo en trabajo de parto, y como que si tú no hacías nada por acelerar ese parto no eras buena matrona; ir poniéndole oxitocina para acelerar, romper membrana y, si ya está lista, que puje para que salga luego la guagua porque viene la otra persona. Entonces en ese tiempo que yo estudié era como que mientras más rápido sacabas el parto, mejor. Uno caía en la mecanización del proceso, casi como una producción de guaguas”.

Actualmente, la formación de profesionales ha cambiado. Claudia Vilches, docente de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Valparaíso, nos cuenta que la humanización del parto lo abordan desde primer año. “Queremos que los estudiantes conozcan cuál es nuestro rol profesional, que conozcan el nuevo modelo de atención, que tiene un enfoque más integral, más humanista, no solo biomédico. En segundo año ya hablamos de violencia obstétrica para que también ellas sepan qué es lo que significa, cuáles han sido los avances, qué es lo que sabemos de violencia obstétrica, las leyes, las que están aprobadas, las que no han sido aprobadas completamente. Invitamos a la reflexión”, explica.

Agrega que en tercer año, dentro de sus talleres de simulación, “incorporamos también talleres que son de manejo no farmacológico del dolor. Hemos incorporado en el taller la aromaterapia, el uso del rebozo, el manejo del balón kinésico, el manejo del dolor a través de los masajes. En cuarto año ya hablamos de la parte ética, cómo nosotros podríamos, sin darnos cuenta, ejercer violencia. En el fondo es trabajar cómo el respeto puede estar durante toda la atención, no solo en el parto, sino también en la atención ginecológica se dejen de lado los juicios de valor”.

Mirando al futuro

De acuerdo a Paula Díaz, para mejorar la situación en cuanto al parto respetado es necesario “tener salas integrales de parto en una clínica, varias; no pueden tener solo una sala de parto y metida dentro del pabellón. Además, que haya un cambio de la mentalidad de los profesionales que trabajan en la sala de partos. Algo que se podría trabajar también, a nivel país, es que deberían haber casas de parto; es como un intermedio, no es un parto en casa, tampoco es el hospital grande, al medio, como un hospital chiquitito”.

En tanto, Claudia Vilches opina que “a pesar de los tiempos en los que estamos, el derecho a la información es tan importante. Nosotros estamos en un lugar privilegiado, porque acá llega todo, las cosas nuevas o las leyes, nos damos por enterado antes, pero no llega a todas las personas. Cuando la mujer, la persona gestante o familia sabe sus derechos, también enfrenta las cosas de distinta manera, porque los exige; por ahí también está la promoción de la educación más integral”.

Además, “creo que es importante la unión y empezar a trabajar en comunidad, desde la formación, para que se entienda de manera interdisciplinaria, ya que los equipos están formados por más profesionales que participan acompañando el nacimiento. Hay que hacer redes, unirse más, trabajar en equipo, hay que tomar la iniciativa y mostrarse a la comunidad, acercarse a la comunidad. Nosotros sabemos que podemos aportar un granito de arena desde la formación de los futuros profesionales, pero es un granito de arena en donde aún hay mucho por hacer”.