Cada 7 de febrero se conmemora en Chile el Día Nacional Contra la Violencia en el Pololeo. Este año, como Corporación Encuentro Permanente de Mujeres por la Salud, le pusimos especial énfasis a esta fecha a través del mensaje: #ContigoSinViolencia, bajo el que estuvimos recopilando y compartiendo distinta información sobre este día en nuestras redes sociales.
La violencia en el pololeo es una forma de violencia que experimentan, principalmente, jóvenes y adolescentes en este tipo de vínculo sexoafectivo no formal. Ocurre cuando los límites, mutuamente acordados entre las personas que se relacionan sexoafectivamente, se transgreden. “La violencia se puede expresar a través de conductas dañinas, tanto en el ámbito emocional, psicológico, sexual, económico o en el ámbito físico de una persona, llegando inclusive atentar contra la vida de ésta”, explica Fernanda Armingol Jaime, psicóloga y socia de EPMUSA.
La Décima Encuesta Nacional de Juventudes (2022) fue aplicada aplicada a 9.700 jóvenes (de 15 a 29 años) de todos los grupos económicos, residentes de todas las regiones de Chile, tanto de localidades rurales como urbanas. En ella, 17,6% de personas jóvenes, que al momento de aplicar la encuesta estaban en una relación de pareja, declararon haber sufrido algún tipo de violencia en su relación actual.
Es importante saber cuáles son las distintas maneras en que se puede manifestar la violencia en una relación de pareja, para así reconocerlas y poder prevenirlas. En ese sentido, la violencia psicológica es toda acción que nos daña emocionalmente y se puede manifestar con insultos, palabras humillantes, trato denigrante, chantaje emocional, manipulación, celos, control y amenazas. Además, ser víctima de un contexto hostil que nos haga sentir miedo y/o inseguridad.
Por otro lado, la violencia física es toda agresión que involucre nuestro cuerpo, lo que abarca desde pellizcos, rasguños, empujones, zamarreos, sostener los brazos, tironear el pelo, cachetadas, hasta golpes de puño y piernas. Las agresiones también pueden realizarse con algún elemento, como muebles, vasos, tijeras, cuchillos, alambres y armas de fuego, por ejemplo. La forma más cruenta de este tipo de violencia es el femicidio, lesbicidio, transcidio y otros homicidios por razones de género.
La violencia sexual comprende las agresiones que vulneran nuestros Derechos Sexuales y Reproductivos. Es cualquier acto y/o práctica en el ámbito sexual que no sea consentida, y se identifica principalmente el abuso sexual y la violación (vaginal, anal u oral), pero también involucra la prohibición u obligación a abortar o utilizar métodos anticonceptivos. Esta violencia puede ser, además, la exposición a material pornográfico y/o presión por realizar ese tipo de contenido sexual.
Otro tipo de violencia es la digital, que son las distintas agresiones que podemos experimentar en redes sociales, páginas de internet, mensajería y/o llamadas a nuestro celular o computador personal. En la actualidad, estas agresiones se reconocen como acoso cibernético y es un hostigamiento a través de mensajes y/o material audiovisual que atenta contra nuestra integridad. Muchas veces este tipo de agresión expone públicamente nuestra intimidad.
Además, la violencia en el pololeo también puede ser económica, la que se presenta a través diferentes prácticas que impiden nuestra autonomía y desarrollo personal, por ejemplo, prohibir o dificultar estudiar, trabajar y capacitarnos. Se puede manifestar, también, al negar la administración de nuestros propios ingresos y bienes.
De acuerdo a la Fundación Instituto de la Mujer (2019), la mitad de jóvenes que declaró haber sufrido violencia en el pololeo no habló ante el maltrato porque pensó que podía arreglarlo. Por otro lado, 4 de cada 10 jóvenes no lo hizo por vergüenza y 1 de cada 10 no habló por miedo. En ese mismo sentido, 9 de cada 10 jóvenes que vivió maltrato de pareja no recurrió a instituciones para pedir ayuda.
Al respecto, Fernanda Armingol reflexiona que “al darnos cuenta que la persona que hemos elegido como nuestra pareja nos está causando daño, es sumamente difícil poder creerlo, hacernos consciente y darnos cuenta de que estamos siendo víctimas de algún tipo de violencia. Pero esto nos puede pasar y es importante que sepamos que no es nuestra culpa. Si estás empezando a sentirte incómoda por las conductas que está teniendo tu pareja, si sientes que a veces te trata con agresividad, que a veces intenta controlar tu vida o lo que haces, si crees que tu relación se está volviendo un círculo tóxico y te sientes mal por ello, si piensas que tu vida corre peligro, no dudes en pedir ayuda. La violencia no es amor, no la merecemos y no necesariamente nos hace ser más fuerte”.
Existen distintas redes de apoyo a las que puede acudir una persona que ha vivido violencia en el pololeo. La familia tiene el deber deber de proteger los derechos de las personas menores de edad y, por otro lado, las amistades pueden apoyar, dar consejo y acompañar en estas situaciones. Además, están las redes escolares, que tienen el deber de acompañar y denunciar estas situaciones; las redes de salud, que entregan tratamiento y formas de reparación ante estas situaciones, y las instituciones legales, que buscan regular y proteger situaciones de vulneración. También se puede encontrar información y orientación en Hablemos de Todo, un chat donde te contactas con profesionales de la psicología, quienes dan orientación y posterior derivación.